jueves, 27 de diciembre de 2012

OLVIDÓ AQUEL DULCE SON



ASOMADO A UN BARRANCO


Destila el humo olor, la flor aroma.
Sudor, el caminante en el estío,
como el hielo al cuajar despide frío.
En Primavera, el árbol su flor toma

y deja ver sus hojas, tras la loma
que se alza en el recodo junto al río.
Como el hombre se apega al desvarío
y a un barranco sin luz su ser asoma.

No quiere ya escuchar el dulce canto
que ayer trajo a su oído la mañana.
Quiere ocultar en lodo hoy su llanto

y no recuerda ya aquella nana
que una madre cantaba sin espanto
cuando a la luz abría la ventana.


Luis Madrigal




2 comentarios:

Francisca Quintana Vega dijo...

Encantada de leer otro de sus sonetos.Mi cordial saludo.

María Bote dijo...

Bello soneto y preciosa versión de la Nanita Nana. Gracias por compartirla.

Una sosegada luz, un tibio calor y una perenne necesidad de escribir, para que así podamos gozar leyéndote, son mis deseos para ti en este Año Nuevo que ya esta llamando a nuestras puertas, amigo luis.

Un abrazo. María