AL CAER DE LA TARDE
Me senté
en un Café. Fuera, llovía.
¿Qué
pensaba? Tal vez, no había nada
en qué
pensar. Quizá[1],
sólo sentía
que la
lluvia caía desesperada.
¿Más que
yo…?, pregunté, con voz cansada.
La
respuesta, el ser escalofría,
tiñendo de
amargor mi alma angustiada
y me
acerca con prisa a Rosalía.[2]
Ya
escucho las campanas de la ida:
Tenía por
vivir la vida entera
y hoy tan
sólo menos de media vida.
Como a la
lluvia -al caer- me desespera
que la
vida sea un soplo, y la medida
propia del
trigo, cuando está en la era.
Luis
Madrigal
A mis queridos amigos, la dulce poetisa
de Montijo
Francis Quintana y a su marido,
el gran poeta de Alburquerque,
Juan Manuel del Pozo, con mi
gratitud y cariño.
1 comentario:
Hola,D.Luís. Siento llegar un poquito tarde, pero bueno, así he podido leer más de un soneto.¡¡Vaya sorpresa!! Muchas,muchas gracias. ¡Es un soneto de esos que reconoceríamos como suyos entre muchos!
"Me senté en un Café. Fuera, llovía." Ya comienza bien...y sigue bien, y termina fenomenal. ¡Si publica un día, a ver si le mantiene la dedicatoria eh?...jaja. Espero que Dios le de mucha salud. Mi cordial saludo. Ahora le escribirá mi marido unas letras, las que siguen:
Sr. Madrigal: Como siempre, ¡hermoso poema! Es una gozada leerle y recrearse con el mensaje que en cada uno de sus versos transmite. Creo, o al menos así lo siento, que existen unos lazos invisibles que nos identifican a uno con el otro: El amor a la poesía y el convertirla en el canalón por el que hacemos que discurran nuestros sentires, nuestros gozos y nuestras sombras.
Yo también "ya escucho cercanas las campanas de la ida" y lamento que no pueda sentir ni el soplo ni la refrescante lluvia cuando el trigo esté, ya, presto para la molienda.
¡Enhorabuena! y gracias por su sincera amistad. Un abrazo.
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