LUNA ROJA EN LA VEREDA
Si la luna se esconde
tras las cañas,
al cruzar
la vereda junto al río,
y en el
cielo difusas pinceladas
difunden
su color rojizo entre las nubes,
se
encoge el alma… El corazón, convulso,
sabe que
cesó la caricia y grita.
Torpe
sino en el sendero yace,
si el
paso está esperando a la pisada
que, con
dolor, acecha al caminante.
Entre
estertores, conviven el terror y la angustia
cuando
los pies descalzos siguen, a trompicones,
detonando
en su caminar.
La luna,
oculta, contempla un reguero de sangre.
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