sábado, 21 de diciembre de 2013

¡SEÑOR, LÍBRANOS DEL INVIERNO...





… DE LA ESTULTICIA, LA INEPTITUD, LA OBSCENIDAD, LA CODICIA, LA INJUSTICIA Y EL LATROCINIO!

         El invierno, no sólo como todas las demás estaciones astronómicas del año, sino, más ampliamente, como cualquier otro fenómeno de manifestación de la naturaleza e incluso de la vida, y con ello de las acciones y actitudes humanas, tiene muchas caras y también muchos momentos. Hay un Invierno de calendario, oficial y cronológico, que se produce puntualmente, con exactitud meridiana, y nunca mejor dicho. Pero, además, hay “otros inviernos”, que pueden hacer su aparición antes o después de ese momento cronológico y cronográfico, casi sacral o mágico.

         En este Invierno 2013-2014, en España, ya ha habido de todo. Incluso, hace ya casi un mes, llegó a nevar ligeramente en Madrid, aunque lo suficiente para tapizar el suelo de blanco, y no tan superficialmente, durante algunas horas. Después, hemos “disfrutado” de un invierno propiamente otoñal, seco, con terroríficas heladas nocturnas, que se hacían sentir en las primeras horas de la mañana, para romper desde el medio día y primeras horas de la tarde en una explosión de calor. Tampoco ha llovido lo usualmente habitual y necesario, amenazando con ello el nivel de los embalses, que han de facilitar ese ingrediente vital del agua.

         Por fin, hoy, dentro de unas horas, quizá exactamente cuando se publiquen en este humilde Blog estos garabatos que dibujo a toda prisa en una cafetería próxima a mi domicilio, o incluso antes de que puedan ser tecleados, su cumplirá el término -un término “certus an certus quandum”-  astronómicamente exacto y de suma precisión: Las 18 horas y 11 minutos, del día 21 de Diciembre de 2013. Entonces, ya estaremos  -¿acaso ya estamos?-  en invierno en todo el Hemisferio Norte del Planeta. Por el contrario  -¡qué sana envidia, entre otros sentimientos aún más nobles!-  en el Hemisferio Sur, estarán  -¿lo estáis ya acaso?-  en el largo y cálido verano.

         Pero, hay otros inviernos mucho más fríos y lacerantes, como también sin duda podrá haber otros veranos más alegres y luminosos. Esta misma mañana, mientras escuchaba una emisora de Radio, pude enterarme de que numerosas agencias de turismo estaban intensificando sus propuestas de viajes desde España al Japón, a la India, en la costa de Goa  -no en los suburbios de Calcuta- a las sabanas africanas, en las que se despliegan los más inmensos paraísos de caza mayor, o a los fiordos de Noruega, entre otros exóticos o paradisíacos destinos. Todo ello a los moderados precios de 3.000, 5.000 o 10.000 €, equivalentes, respectivamente a más de 4.000, casi 7.000 y más de 13.000 $. O lo que puede resultar más significativo para españoles, a 500.000, 831.930 y 1.663.860, de las mal llamadas “antiguas pesetas”, dado que la heroica peseta, sencillamente, ya no existe. También pude enterarme de las ofertas para otras personas de menor capacidad económica, en la totalidad de las estaciones de esquí pirenaicas, tanto en el Pirineo aragonés como en el catalán de Baqueira Beret, donde solía o suele practicar tan blasonado y preclaro deporte el Rey de España.

         Por el contrario, llevaba varios días, más bien sus noches, a la caída del sol, observando presencialmente cómo algunas personas, cubiertas de harapos, inspeccionaban removiendo el “material” en los cubos de la basura, con el propósito de encontrar allí  -según aseguran fuentes bien informadas-  un mendrugo de pan que poder llevarse a la boca. Dicen que es la grave situación económica que atraviesa España y que eso sucede porque, la deuda contraída por el anterior inepto y canallesco Gobierno del PSOE, aparte sus elevadísimos intereses  -lo cual sin duda es objetivamente cierto-  no ha podido ser superada por el Gobierno actual, el del Sr. Rajoy, que no es ningún imbécil, sino Registrador de la Propiedad y persona de indiscutible talento y experiencia política como gobernante. Lo fue efectivamente en Galicia, y con sumo acierto. Pero, yo tampoco confío ya en ningún “brillante opositor”, aunque me eche siempre a temblar cuando el poder político es ejercido por algún analfabeto, al que, después de sus disparates, y como hicieron en Islandia, no meten en la cárcel  -al menos como responsable, en concepto de autor, de un delito de imprudencia grave, con resultados de catástrofe-  sino que se le hace, o se permite que él mismo se haga, miembro nada menos que del Consejo de Estado, el supremo órgano asesor de toda la maquinaria estatal.

         Siempre creí  -yo también corrí en la Universidad y después de ella, pero siempre delante de “los grises”-  que toda dictadura política, y las militares más, son altamente reprobables y perversas, porque, al suprimir radicalmente la libertad, cosifican a las personas, es decir, las transforman en cosas, cuando no las envían directamente al cementerio, sin tan siquiera pasar antes por la cárcel. Con un buen libro de Filosofía o de Derecho Político, serenamente sostenido en la mano, es imposible no condenar tal sistema de gobierno, y no ser demócrata. Pero, llevo ya muchos años sufriendo este megalómano y estúpido sistema, irreal y de “fabricación in vitro”,  de las 17 Españas, con sus parlamentos, gobiernos y burocracias de toda índole, además de un Parlamento general “nacional” bi-cameral, donde más de medio millar de personajes de muy bajo nivel de instrucción y especie más bien lanar que asnar o caballar, se afanan en conducir a España a la miseria. Además (parece ser no son maledicencias, ni torpes insinuaciones) casi toda esta gentuza practica de modo impune ese deporte tan universal del robo y el latrocinio, sin escrúpulos. Y se dan tales casos, no sólo en la desproporcionada burocracia político-administrativa de todas las instituciones del Estado, sino hasta en la endogamia de la más alta esfera del mismo. Y eso, casi me obliga a relativizar mis teóricas convicciones “científicas” del ya viejo estudiante de Derecho Político, y me hace clamar, cada vez con más fuerza y honesta sinceridad, en torno a aquella figura diseñada por el genio jurídico-político de la Madre Roma, creadora del Derecho, la del “Dictador optima lege creator”, figura de suma honestidad, prudencia y eficacia práctica, instituida para periodos de especial crisis y gravedad, en los que resueltas las dificultades o penurias, se renovaba la vida democrática en el Senado. Ciertamente, la figura cobró el más odioso sentido peyorativo desde que, una vez, algún Dictator, no devolvió sus poderes extraordinarios a la asamblea popular, sino que se quedó con todos ellos. Y algo similar, o lo mismo, sucedió con otra figura clásica, la del Tirano en Grecia. Pero, mirándolo bien y despacio, ¿Qué más da? ¿Qué más da padecer una dictadura, militar o no, que verse burlado, como un idiota, por una fingida democracia, convertida en autentica dictadura parlamentaria de esa lacra de los sindicatos y de los partidos políticos? ¿Acaso no es igual? A menos perder, por lo menos se garantiza el orden público, la seguridad de las personas y de los auténticos valores espirituales y, si alguien me apura, también la verdadera libertad, que no puede ser sino la ontológica, o desde luego lo es mucho más que la de las libertades formales, mera apariencia de todo lo más abyecto y canallesco. ¿Libertad para lanzar al aire ese producto tóxico, obsceno e inmoral, intelectualmente de basurero, con el que infectan a las mentes más elementales determinadas emisoras de TV? Por ejemplo, Tele 5, ese almacén de productos altamente peligrosos para la salud pública, intelectual y moral.

         Por todos estos motivos, pienso seriamente si España no está pidiendo ya a gritos otro General. Aunque esta vez no pueda ser de El Ferrol (Galicia), también puede haberlos excelentes en Loja (Granada), pese a las quejas y denuncias, a la sazón, de Donoso Cortés… O en cualquier otro lugar donde los Espadones, no sean tan mal vistos por esa otra epidemia crónica padecida en España que se llama o hace llamar la izquierda”  y cuyas utopías, mentiras y contradicciones, tanto mal ha causado a los españoles.

         Eso antes de que, como ya sucedió una vez en la Historia  -no en la de España, pero sí en la de Francia-  los populachos hambrientos interrumpan el paso de aquella carroza real en la que viajaba Maria Antonieta, la esposa austriaca de Luis XVI. Se cuenta que S.M. preguntó, el porqué de aquella agitación y, como alguno de los “pajes” de su séquito le indicase que no comían, porque no tenían pan, aquella indecorosa mujer replicó: "Qu´ils mangent de la brioche" (“Pues que coman pasteles…”).  Poco tiempo después, rodaba su cabeza, segada por la guillotina, aquel 16 de Octubre de 1793, como nueve meses antes, un 21 de Enero del mismo año, había rodado la de su real esposo, S.M. el Rey Luis XVI de Francia.

         Pienso yo ahora, si no será esta técnica  -la de la guillotina-  la que pueda solucionar de una vez y por todas los males de esta España, a la que quiero y en la que comienza a resultarme difícil poder respirar, ante lo que veo. ¡Qué lástima y que despilfarro…! Allá hace más de medio siglo, en España, tuvo lugar una horrible guerra fratricida, que en principio se dijo de un millón de muertos. Después, los datos reales se han ido reduciendo hasta alcanzar el número mucho más bajo del medio millón. Pero lo paradójico y triste del caso es que, aún así, después de tanta sangre española vertida, nunca se hizo una verdadera Revolución, como se hizo en Francia… Tal vez, la guillotina sea lo más difícil de olvidar.


Luis Madrigal




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