Eres más pura que el sol,
más hermosa que las perlas
que ocultan los mares.
A Ella sola, entre tantos mortales,
del pecado de Adán Dios libró.
Salve, salve, cantad a María,
que más pura que Tú sólo Dios.
Y en el Cielo una voz repetía,
más que Tú sólo Dios, sólo Dios.
Con torrentes de luz que Te inundan,
los Arcángeles besan Tus pies.
Las estrellas, Tu frente circundan
y hasta Dios complacido Te ve.
Pues llamándote Pura y sin mancha,
de rodillas los mundos están,
y Tu espíritu arroba y ensancha
tanta fe, tanto amor, tanto afán.
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