LA CUARENTENA PERPETUA DE PASCAL
En el Campamento militar de la Milicia Universitaria
(I.P.S.) de Monte La Reina, llamado también “de Toro”, por su inmediata proximidad a esta Ciudad leonesa, pero
en realidad ambas en la Provincia de Zamora, unos días antes del 31 de Agosto,
oí cantar por dos veces, en años consecutivos, una canción. La última vez, con
más intensidad y agrado, aunque también con cierta nostalgia. Sospecho que la "música" era la de un agradable y pegajoso "son" gallego. La letra de la canción era esta:
“Nueve meses de permiso, (bis)
nueve meses no son nada…
No volver al Campamento (tri)
eso sí que es permisada”
Monte la Reina, como León, Oviedo y Salamanca, serán
siempre para mí hitos imborrables, pero ya no suelo pensar en aquello demasiadas
veces. Ahora, en estos días en que los 47.650.000 habitantes de España, de iure, según el censo del pasado año
2019, y salvo ligeras e insignificantes excepciones -entre imbéciles, trastornados o gente
asilvestrada- permanecemos enclaustrados
por entero en nuestras casas, lo que verdaderamente me viene a la memoria, son
las palabras de Pascal, a las que más adelante me referiré. Pero de momento -y no pretendo desunir a nadie más que a los
que ya están auto-desunidos- a las
subnormales excepciones ya indicadas, tristemente hay que añadir la de los miserables separatistas
catalanes, capaces de dejar morir en Cataluña, a tirios y troyanos. Que yo
sepa, los vascos no han llegado a tanto, ni a tal extremo, aunque también hayan
asomado la oreja. En cuanto a las manifestaciones, sobre todo la de Madrid, del
día 8 de Marzo, y a los vídeos que previamente la animaron y festejaron, ya
llegará el momento de decir algunas cosas.
Ha escrito un escritor muy español, por serlo no sólo
de apellido sino de corazón, Luis Español Bouché, que un español no puede ser
exclusivista cuando se trata del amor: “El
amor no tiene por qué ser exclusivo. Puedes amar a tu patria chica, a tu patria
grande que es España, a tu patria enorme la Hispanidad, y a tu patria absoluta,
la Humanidad. No son amores incompatibles, en absoluto. Sólo un mentecato puede
pensar que no puedes amar a la vez Barcelona, Cataluña y España. ¡El amor es
generoso!”. Pero, estas repugnantes ratas, además de no ser españoles, como
ellos mismos afirman, carecen por completo, no ya de generosidad, sino de la
más insignificante brizna propia de los seres humanos.
El amor, la solidaridad, la fortaleza, el heroísmo,
suelen mostrase más, en su verdadera dimensión, en las situaciones de mayor
riesgo o peligro. Y, por ello, y en cualquier caso sobre todos los vicios y
aún sobre las mismas virtudes del ser humano, resuenan hoy, en lo más hondo de mí,
las palabras de aquella lumbrera para su patria -Francia- y para la Humanidad. No solamente matemático y
físico, autor en ambos órdenes de celebrados teoremas, formulaciones e inventos
“prácticos” o utilitarios, sino auténtico polímata, filósofo profundo y teólogo
católico, uno de los grandes defensores de la cristiandad. Estas son aquellas
palabras:
“Cuando a veces me he puesto
a considerar las diversas agitaciones de los hombres y los peligros y penas a
los que se exponen en la Corte, en la guerra, de donde nacen tantas querellas,
pasiones, empresas arriesgadas y con frecuencia malas, frecuentemente he dicho
que toda la desdicha de los hombres viene de una sola cosa, que es el no saber
permanecer en reposo en una habitación. Un hombre que tiene lo bastante para
vivir, si supiese permanecer en su casa con placer, no saldría para navegar o
ir al asedio de una plaza fuerte; no compraría tan caro un cargo en el
ejército, si no hallara insoportable el no moverse de la ciudad, y uno sólo
busca las conversaciones y las diversiones de los juegos porque no permanece en
casa con placer..."
Blaise Pascal
(Pensées)
1 comentario:
Muy bien Luis, a disfrutar de la música. Todo pasará. Incluso esta pandemia. Un abrazo.
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