miércoles, 16 de marzo de 2011

MIS TRES ÚLTIMOS SONETOS, DE EXTREMA DESPEDIDA, AL AMOR LEJANO E IMPOSIBLE (y III)





III



PARA QUE OTRO VEA SU MIRADA


Es noche y, sin luz, no veo nada
al caminar por un sendero oscuro…
El cielo, oculto está; el suelo duro,
hace sangrar mis pies cada pisada.

Murió aquella ilusión, tan esperada…
Se estrelló con dolor, como ante un muro;
el invierno, se hizo hielo puro
y se apagó la hoguera en la alborada.

Ahora ya, nada busco y nada tengo,
mas quiero que, por mí, lo tenga todo.
El tiempo pasa, y yo no lo detengo.

En un rincón oscuro me acomodo,
mientras, la llama, en mi mano sostengo
para que pueda ver, sin pisar lodo.



Luis Madrigal














ABAJO EL TELÓN
 

martes, 15 de marzo de 2011

MIS TRES ÚLTIMOS SONETOS, DE EXTREMA DESPEDIDA, AL AMOR LEJANO E IMPOSIBLE (II)





II


QUERÍA VER EL SOL Y VI UNA ESTRELLA



Quería ver el sol, y vi una estrella
que en cobalto tapiz, azul brillaba.
Creí con ilusión que me esperaba,
mas, no podía ser… ¡Era tan bella!

Pasan y pasan noches… Como aquella,
otra nunca hallaré… Ella pasaba
en busca del amor, que no encontraba,
y el amor la encontró antes a ella.

No pudo comprender que sólo es una
la ocasión que la vida amor ofrece
y, sin amor, aun cerca de la luna

pudo alcanzarlo ni cuando amanece…
Por ello, se apagó, sin que ninguna
brille más con su luz si ya anochece.



Luis Madrigal








lunes, 14 de marzo de 2011

MIS TRES ÚLTIMOS SONETOS, DE EXTREMA DESPEDIDA, AL AMOR LEJANO E IMPOSIBLE (I)



I

NO VOLVERÁ EL AYER


No acierto a recordar a quién un día
vivió dentro de mí, estando fuera,
ni puedo comprender de qué manera
pude ver cuanto vi… ¿Quizá veía?

Nunca más contemplé tanta armonía
ni oí tan dulce son, como aquel era,
ni pude, con dolor, sufrir la espera
de lo que espero y sufro todavía.

Cuando declina el día, y un lucero
de plata azul, brilla en el firmamento,
pienso que pasaría un siglo entero

sin ver yo tanta luz ni en un momento...
Ni su fulgor lejano y carcelero
podría sentir jamás, aunque aún lo siento.



Luis Madrigal
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 13 de marzo de 2011

UNA EXÓTICA OCTAVA DE CULTIVO PROPIO





Estoy por completo seguro de que, en ningún libro de poemas, en ninguna Antología poética de las muchas que circulan por ahí, podrá encontrar nadie una estrofa del tipo que, seguidamente, tendré el honor de proponer y ofrecer al "gran público". Es una Octava, pero no es corriente. No pretendo ni mucho menos tratar de compararla con la hermosísima flor de la imágen de arriba, que es una exótica orquídea, la Dendrobium Enobi Puple "Splash". Quizá, de nombre excesivamente largo, pero sin que sea posible dudar de su extraordinaria y delicada belleza. No es eso lo que yo pretendo. Eso, no. Lo que simplemente quiero decir es que no es un tipo de estrofa corriente. En primer lugar, los versos  que se podrán observar son octosílabos, con lo cual, tan sólo por eso, ya no puede ser una Octava real, puesto que en ésta los versos han de ser  endecasílabos y, por tanto, de Arte mayor, y rimar del fácil modo alterno  ya conocido, con pareado final entre los dos últimos. EL ejemplar que voy a ofrecer, en esta entrada, tampoco podría ser una Octava italiana, de versos asimismo de Arte mayor, aunque no endecasílabos, sino normalmente de diez sílabas y, además, entre otros aspectos relativos a la rima, tampoco podría serlo por la razón esencial de que, en este tipo de estrofa, los versos 4º y 8º  riman en agudo, ya sea asonante o consonante, artificio que no se producirá en mi modelo de Octava. Y ya no existen más tipos de Octava, a excepción de la Octavilla, pero este tipo, pese a ser en él los versos de Arte menor, si bien inferiores al octasílabo  -suelen ser pentasílabos-  tiene la misma estructura de rima que la Octava italiana, con lo que tampoco es posible encajarla en este tipo. Tampoco puede ser una Octavilla.

La estructura y armonización combinatoria del verso y de la rima es tan nueva que podría sorprender. Naturalmente dentro de los cimientos básicos de las estrofas clásicas, esto es, sin necesidad de acudir a la llamada Poesía libre, que, para demasiada gente no puede considerarse verso, aunque sí prosa poética. Y eso, la que lo es, o puede ser aceptada como tal, como poética, e incluso como prosa sintácticamente correcta. Bien, antes de decir nada más, voy a "presentar en sociedad", a esta neófita estrofa, para que algún crítico riguroso, la ponga "a caer de un burro". O bien, tal vez podría suceder, que sea ensalzada hasta el mismísimo y celestial estrófico empíreo. Esta es la nueva Octava. Señalaré al márgen el número de cada verso, para facilitar posteriormente el análisis de la rima:


1  L                     No vuelve piedra que se hunde
2.                        en el proceloso río;
3+                       ni ave que, al volar tan alto,
4*                       descubre la luz más pura...
5*                       Ni volverá la hermosura
6.                        tras del tiempo el desafío,
7+                       por breve que fuere el salto,
8*                       a alcanzar de ayer la altura.


Luis Madrigal



Bien, esta es la Octava. Fácilmente podrá observarse que todos los versos son octosílabos, y por tanto de Arte menor, al tener menos de nueve sílabas y por ello menos sensibles  a la acentuación, e incluso inaccesibles a la cesura, al resultar la mayor parte de ellos inseparables en hemistiquios. Por ello, en nada puede asimilarse  a las otras clases de  Octavas, ni tampoco lógicamente a la Octavilla. Pero, si se observa la rima entre versos, se verá la estricta disciplina y rigidez de dicha rima, que es consonante. En efecto, riman de tal forma entre sí, por una parte, los versos y ; por su lado, los veros y , y formando un tercer grupo de rima más numerosa,  los versos , y . El primero, queda libre. Naturalmente, lo más complicado es componer tantas estrofas, de la misma estructura, para escribir una obra en ellas, del mismo modo que, por ejemplo, Dante, escribió "La Divina Comedia"  en Tercetos encadenados. O, para ponerlo más fácil, nuestro Alonso de Ercilla, escribió "La Araucana" en Octavas reales. Ir desgranando pensamientos, o cantos, sucesivamente coherentes y armónicos entre sí, con la misma estructura de estrofa, eso es lo difícil, aunque no deje de tener algún mérito componer una sóla, si lo que en ella se contiene  -esto es, el contenido semántico y por tanto el finalista o teleológico-  puede decir algo que verdaderamente lo sea, en lugar de cualquier simpleza. Y respecto a esto último, aún no sé cual habría de ser el tema, en sentido propio, no el argumento, que puede ser muy variado. O dicho de otra manera, a qué puede prestarse mejor mi nuevo tipo de estrofa. ¿Habrá de ser heróico o lírico? ¿O tal vez didáctico, o filosófico-moral? Caben también  muchos otros, pero siempre es conveniente utilizar el tipo de cada esrofa para el tema más adecuado a ella. En el texto de la que hoy se inaugura para la Historia, o como tal se propone, sin duda prevalece el género filosófico-moral, pero también sería muy adecuado el tipo para componer amorosos cantos románticos, en la explosión de amor, o en el declive de éste. Podría valer tanto, para exaltar el amor como el dolor, el gozo, el sufrimiento, la fidelidad o la traición. Eso creo yo, al menos.

Lo que verdaderamente no acierto a saber es cómo podría yo llamarle a la estrofa. No puedo llamarle Octava "española", porque ese nombre ya lo tiene nuestra Octava real, que es la  propiamente nuestra, y por eso la otra se denomina entre nosotros "italiana", como ya se ha dicho. Pero, además de no poder, tampoco quiero hacerlo. ¿Y por qué iba yo a entregar generosamente a la Patria mi creación estrófica, ahora que ni hay Servicio Militar, y los españoles están encantados de no defender a su Patria con las armas, si ello fuera preciso?. Podría poner ejemplos, en prolífica abundancia. Por eso, no me parece mal, ni mucho menos ninguna actitud pretenciosa, que, a partir de hoy, se le llame "madrigalina". ¿Acaso no "inventó" Don Vicente Espinel su famosa Décima, y la llamaron "espinela"? Todo el mundo de la Poesía culta sabe que una espinela, es una Décima, aunque no todas éstas sean espinelas, dado que si bien el metro, la medida del verso, es la misma, el modo de la rima, es por completo diferente en una y otra. Tampoco sería descabellado, ni mucho menos injusto, llamarle "carbajalina", en honor a mi íntimo e inseparable amigo, Alphonso Carbajal, hace ya algún tiempo ausente de estos parajes, pero que es un gran poeta sin descubrir  -yo, ya casi estoy consagrado, y no necesito más fama-  y que es quien me ha dicho que, mientras dormía, tuvo la ocurrencia de construir tal tipo de estrofa. Hace ya algún tiempo que él suspendió temporalmente su "Blog de Poesía Clásica y Libre Tradicional" (http:alphonsocarbajal.blogspot.com/), por temor al miserable plagio, y así lleva, varado, anclado en tierra varios meses, si es que no va ya para años. Yo, soy mucho menos temeroso ante esa peste rapaz, tan vieja como los ríos, y no me importa publicar mis poemas sin otra protección que la de mis propias fuerzas. Asi es que, no se hable más. Me la quedo. Ya lo saben todos ustedes, y debéis saberlo todos también, queridos amigos. Ruego encarecidamente que si, desde hoy, a alguien se le ocurre, componer un poema observando el tipo de estrofa que acabo de proponer, por favor, no deje de llamarle "madrigalina". Les estaré y os estaré por siempre muy agradecido. Ya lo saben, pues, cuantos poetas y poetisas habitan en el universo mundo. Muy en particular, porque esto de Internet es invento magnífico, que permite a cualquier mentecato  -por ejemplo, a mí mismo-  dirigirse al cosmos geobotánico desde su correspondiente Blog, se lo ruego a los centenares y millares que dicen ser poetas, o poetisas, en el seno de este medio transoceánico y universal, que cuentan tambien con centenares y hasta millares de admiradores, que no sólo les admiran, sino que les reverencian y aman profundamente, en los enjundiosos y  agudos "comentarios" que les remiten, llenos de profundos conocimientos de preceptiva y estética literaria, no sólo de  Morfologíay de Sintaxis, e incluso de Ortografía. Les ruego, en fin, que si alguno de ellos, tantos como las arenas del mar, en casi todos los idiomas de la tierra, excepto, por el momento, el "caló", siente la vocación de componer alguno de sus poemas en el tipo de estrofa, que ha quedado propuesto, por el amor de Dios, no deje de decir en su prestigioso Blog que se trata de una "madrigalina". Y, por descontado, y por favor, no dejen de decir que el artífice único de tal tipo de estrofa soy únicamente yo. ¡Ojalá sean muchos los poemas que se compongan y publiquen en tal forma!. ¡Cuánto me gustaría comprobarlo!. Me gustaría mucho, porque ya es bien sabido que la vanidad es la fibra más sensible de todo ser humano. Luis Madrigal.-

sábado, 12 de marzo de 2011

UN HUMILDE TESTIMONIO




 Entre la noche del día de ayer, Viernes, y la mañana del de hoy, Sábado, lamentablemente tuve que vivir un dramático acontecimiento, pero pude experimentar también un enorme alivio. Me acosté tarde. Había estado trabajando en un duro escrito profesional, de esos que causan tensión e inquietud, además de cansancio y cierta desolación. Pasadas ya las doce de la nohe, me acosté ya con una extraña sensación, similar a una de esas tan terribles en las que uno parece desdoblarse, o más bien, hallarse fuera de su propio cuerpo, como un caracol, o una tortuga, imagino puedan sentirse fuera de sus respectivos caparazones. Algo así. Durante la larga noche, pude contar casi todas y cada una de sus horas, levántandome incontables veces, no ya en sentido metafórico, sino literal. En efecto he tratado de recordarlas y no puedo  contarlas, no puedo saber cuántas fueron. Sobre las seis de la madrugada, ya no pude ni simular que dormía, y estuve escribiendo, sentado sobre la cama, sin que tampoco pueda recordar qué escribía, ni que me movió a ello. Desde luego, no eran versos...  Al fin, ya claro por completo el día, me adormercí y hasta llegué a soñar. Ya se sabe que llamamos "soñar", tener sueños, a lo que los médicos, los psico-neurólogos,  llaman "ensoñaciones". Estas, fueron dramáticas. Entre otros esperpénticos acontecimientos "ensoñados", llegué a la firme convicción de que un Juez, íntimo amigo fuera de estrados, había prevaricado al dictar una Sentencia, pero no a mi favor, sino en contra de los legítmos y más que justos intereses que yo defendía. Estos, no sólo eran lícitos y justos, sino técnicamente irreprochables e irrefutables conforme iba pudiendo recordar con absoluta nitidez, paso a paso, como si me encontrase ante un examen de Derecho procesal. Y sin embargo, aquel íntimo amigo, brillante compañero de estudios durante la Licenciatura en Salamanca; inmediatamente ganador de la terrible y dura Oposición a Judicatura, en aquellos tiempos; tan imparcial y excelente Juez, posteriormente, cuya  formación, imparcialidad y honestidad nadie había dudado nunca, en aquella ocasión había sido objetivamente injusto. Cuando nos vimos, después de la Sentencia, sin que yo buscara de propósito el encuentro, ni pensara en otra cosa sino en recurrirla, él mismo inició la conversación, diciendome cosas absolutamente insostenibles, cosas muy extrañas en él, que había sido un excelenete estudiante y después un magnífico y honestísimo Magistrado, siempre imparcial y, desde luego magistral, en sus Sentencias, siempre impecables. La cuantía económica del caso, era exactamente de 85 millones... No llegue a aclarme si de pesetas o incluso de euros... ¡Qué horror, y qué angustia, mientras daba vueltas y más vueltas, entre un extraño y angustioso sopor, de un extremo a otro de mi cama...! Al fin, exactamente a las diez y diez de la mañana  -lo sé porque miré el reloj-despertador- me desperté  y me froté los ojos... Había durado aquel espantioso cautiverio una dos horas. En principio , me alegré, al verme libre radicalmente de tan angustiosa pesadilla. Tomé una cálida ducha y, desde luego con un horrible sueño, caminé hacia la Cafetería en la que suelo tomar mi desayuno... Mientras lo hacía, ojeando un períodico que narraba la inconmensurable catástrofe del Japón, sentí un mareo y una cierta presión sobre mis oídos y sobre mis ojos. Tampoco veía demasiado bien. Soy hipocondríaco y comencé a inquietarme.... Al levantarme de la mesa y descender hacia la calle por las escalereas de siempre, noté de manera acusada y ostensible que no podía casi desplazar mi pierna izquierda, que prácticamente arrastraba... Tampoco gozaba de una buena movilidad en el brazo del mismo lado.... Entonces, ya no me inquieté, sino que me asusté de modo alarmante. Mucho más aún, cuando ya en la calle, aquellos desagradables síntomas parecían incrementarse, minuto a minuto, en medio de mi impotencia... ¡Pensé en lo peor...! En algún episodio cerebro-vascular, de esos como el que alguna persona muy querida para mí había sufrido hace unos años, y yo había vivido de lejos... Dentro de mi impotencia, comencé, no sólo a pisar fuerte, sino que hasta hice, en un desesperado esfuerzo, el intento de correr, de salir disparado como si se tratara de una carrera pedestre... Pero era imposible... Comencé a sudar y a pensar en las personas más próximas y queridas, porque tenía la impresión de poder estar llegando a la suprema hora final de mi existencia, o tal vez a algo peor. Caminaba, sin ver a nadie, por la madrileña Calle de Alcalá, repleta a aquella hora de viandantes que se movían ligeros por ambas aceras, entre el estruendo de los vehículos que llenaban la calzada.



 
El día estaba nublado y había llovido... El cielo se encontraba en su mayor parte entoldado, y tan sólo, entre los arbóles, con sus ramas aún desnudas, vislumbré un trocito de cielo azul, como una especie de escape, por el que  pensé resueltamente en evadirme de aquello que tanto me angustiaba... Dirigí hacia aquel agujerito tan azul  -era una especie de rectángulo irregular, o tal vez una figura romboidal-  mi angustiosa mirada, abrí mis manos, en actitud suplicante de recibir la salud y la vida y exclamé con bastante fuerza: ¡Señor...! Como no se produjese singún cambio en mi estado, volví casi a gritar, y no estaba solo, sino rodeado de gentes que iban y venían: ¡¡Señor, no me dejes...!! Una señora que se cruzaba en aquel momento a mi lado, sin duda escuchó mi expresión, denotando extrañeza por su parte y con cara de pensar para sí: "Otro loco...". Pero, nunca hubiera podido yo ser ni estar más cuerdo. Desde este momento, y paulatinamente más y más, comencé a recuperar la sensación normal o habitual de movimiento en piernas y brazos. Cesaron también la opresión y los mareos y, fui acercándome con absoluta tranquilidad a mi casa. Al llegar al vestibulo, me pareció, creo recordar ahora, que iba silvando una cancioncilla de tono más bien alegre, y así continué en el ascensor hasta llegar a mi planta. Entré en mi piso, en la planta 10ª como todos los días, casi ni me acordaba de la situación angustiosa que había vivido tan sólo unos minutos antes y me tendí, eso sí cansado y soñoliento, sobre un sofá... Pero, de pronto, sentí la necesidad imperiosa de levantarme y ponerme de rodillas, y esta vez, sin gritar, casi con lágrimas en los ojos, exclamé: "Gracias, Señor, porque me has salvado, porque me has librado de la muerte en esta hora, en la que, sin duda miles y miles de otras personas, en todo el mundo, la habrán encontrado, perdiendo su vida por sufrir exactamente lo que yo temí sufrir... Señor no me dejes nunca, tampoco cuando de verdad llegue ese día y esa hora.... Espero que, también entonces, estés a mi lado, para recibirme en tu Compañía y confortar amorosamente mi espíritu... Gracias, Señor."

El que esto acaba de escribir, dá testimonio de que todo ello es rigurosamante cierto, y no ningún producto de literatura, buena o mala, para rellenar un hueco en este humilde Blog. Ya sé, lo que dirán los científicos, los médicos... Lo supongo. Y tendrán sus razones. Pero yo sé muy bien lo que ha sucedido, y no puedo menos de lanzar al mundo entero, a todos cuantos sufren y a veces se angustian, un mensaje de esperanza  e ilusión en algo misterioso e invisible, pero tan real como las Pirámides de Egipto, El Arco de Triunfo en los Campos Elíseos de Paris, o la Torre del Parlamento británico. Y este es mi univerdal deseo para todos los hombres de buena voluntad:






 Luis Madrigal




viernes, 11 de marzo de 2011

LA SEGUIDILLA ES UNA ESTROFA PARA SER CANTADA





DIEZ INGENUAS SEGUIDILLAS,
A LA VIDA Y A LA MUERTE

(Y algunas cosas más)

I

Al caer de la tarde,
el sol no quema.
Cual si fuera una brasa,
mi pecho arde.


II

Corazones vacíos
nunca padecen.
Los que llenos palpitan
son como ríos.


III

No quiero ver el suelo,
si se hace barro...
Con amor y esperanza,
miro hacia el cielo.


IV

No puedo ver el cielo
cuando se nubla...
Bajo mi vista, triste,
mirando al suelo.


V

 El camino en la vida
es un sendero
de dolor en la vuelta...
Nunca en la ida.


VI

El amor de la aurora
es blanco y puro...
No como el de la noche,
cuando se llora.


VII

Cuando tú no pudiste,
yo te quería.
¡Sólo puedo llorar,
si ahora estás triste...!


VIII

El brillo de la alhaja,
ciega la vista.
La que no ve, entre sombras,
es la mortaja.


IX

Ahora, en el desamparo,
vemos borroso.
Al final, cara a Cara,
veremos claro.


X

No me digas adiós,
dime hasta luego...
¡Nos veremos seguro,
lo quiere Dios!




Luis Madrigal




NOTAS ACLARATORIAS: 

Primera.- Disculpen por el violín y la partitura. Me gusta mucho la guitarra  clásica, pero lo que no me gusta nada es el flamenco. Cada uno tiene su propio gusto, y deben ser respetados todos los gustos. Excepto los malos, que en absoluto  pueden ser respetados, ya que no son respetables.

Segunda.- No todas las seguidillas son tan malas. Las hay excelentes. Por ejemplo la que sigue, que además de ser mucho mejor, es una verdadera seguidilla, porque la rima es asonante y alterna en versos pares. ¡Claro que el poeta que canta no es cualquier chico, o chica, que tiene un Blog en Internet!:


"¡Hay río de Sevilla
qué bien pareces
lleno de velas blancas
y ramos verdes!"

(Lope de Vega)



La que sigue, desde luego no es tan buena, porque tampoco el poeta lo era, pese a la fama. Y eso que, aquí, se le puede aceptar, como mejor que un servidor, porque yo no soy nada famoso:

"Por el mar Negro un barco
va a Rumanía
por caminos sin agua
va tu agonía.
Verte y no verte
yo, lejos, navegando
tú por la muerte."


(Rafael Alberti)



¿Verdad que no está mal?. No, no lo está. Creo que está muy bien. Lo malo fueron los "Diecisiete Sonetos del amor oscuro". Esos, se pueden tirar urgentemente, uno tras otro, a la papelera... de no haber algún estercolero más cerca. ¡Ah...! En cuanto a la seguidilla anterior, que no tiene cuatro versos, sino siete, es decir tres más (eso sí, dos heptasílabos y dos pentasílabos, alternados), hay que añadir que, en ocasiones, a libertad del poeta, se puede añadir un estrambote, generalmente un terceto, como hace aquí este señor al que se le escapó aquella paloma que se equivocó. Siempre tengo la sospecha de que se equivocó porque era una paloma comunista. Él, también (con el debido respeto a los difuntos), pero vivía mucho mejor que las palomas. ¡Y no digamos que aquéllos  -"palominos"- para los que se hizo la revolución marxista-leninista...! Bueno, sí, dicen que existe en la capitalista China y en la miserable Cuba. ¡Pobres cubanos, hermanos nuestros!

¡Cántemos, pues, todos unidos, en vista del gran éxito!:




¿QUIÉN HA SIDO...?



Se lo pregunto a los que, con más odio que compasión, lo preguntaban, dando miserables gritos, en aquellas odiosas manifestaciones... Incluso a los mismos que interrumpieron violentamente la llamada "jornada de reflexión" en la víspera de las Elecciones Generales, para dar un vuelco radical a los propósitos y pronósticos electorales. ¿Quíen ha sido?. ¿Quién fue...? ¿Aún no lo saben? ¡Cuántos motivos! Para sospechar y deducir, racionalmente, que los que, moral y económicamente, ya casi han arruinado a España, no andaban ese día demasiado lejos... de los que hicieron explotar las bombas. Pero, ya dijo Plutarco, al comentar la trágica Batalla de Queronea, con el río lleno de sangre y de cadáveres, que "Si el vencido llora, el vencedor perece". Lo más trágico sin duda es que, sobre la sagre de aquellos cerca de dos centenares de españoles inocentes, pueda resposar el hambre y la miseria de casi todos los demás. ¡Malditos...! Yo os maldigo.


Luis Madrigal