sábado, 3 de mayo de 2008

HOY, ES LA CRUZ DE MAYO








El Bicentenario de la invasión napoleónica de España, ha concentrado mis esfuerzos y mi amor patrio muy intensamente, en este Blog. Aún me sobra material de todo tipo y también he de volver atrás, a título de “Conclusiones” de lo que aquella barbarie supuso, no sólo para España, sino también para Francia, e incluso para las naciones hermanas de América. Pero, tampoco quiero abusar, y menos aún aburrir. Por tanto, de momento, voy a aparcar el asunto, más que nada porque, hoy día 3 de Mayo, se celebra en muchos pueblos de España, y más que en ninguno en Andalucía, la Cruz de Mayo. La Invención de la Santa Cruz. Y, por ello, antes de que acabe el día, que se ha iniciado con aquellos cobardes fusilamientos (es muy fácil ser valiente, cuando se tienen más cañones), deseo fervorosamente terminarlo de rodillas, ante esa Cruz salvadora y salvífica. Y también quiero rendir un sincero homenaje a las damas y caballeros del Sur de España, que levantan esas primorosas cruces florales y engalanan sus patios. Puede, que incluso deba hacerlo también con los hermanos de América, sobre todo si hemos de buscar alguna explicación al origen de aquella fiesta conocida como la de "las mayas", que era una celebración de carácter alegórico y tenía como protagonista a una niña (la maya) vestida de blanco y coronada de flores. Junto a ella una corte de jovencitas, también ricamente engalanadas, pedían "un cuartito para la maya, que no tiene manto ni saya". Hermanos de América, especialmente de la Central (Guatemala, El Salvador, Honduras…) o incluso del Istmo, si esto leyerais -sin duda honrándome inmerecidamente con ello- decidme, por favor, que en alguno de vuestros pueblos también suenan estas hermosas canciones o, incluso de allí provienen.

Sin embargo, con independencia de cualquier otro posible acento cultural, lo que hoy celebramos es, fundamentalmente, la Cruz. El Calendario Litúrgico de la Iglesia Católica contiene dos fiestas dedicadas al culto de la Cruz, la Invención de la Santa Cruz, que hoy 3 de Mayo se conmemora, y la Exaltación, el 14 de septiembre. La Exaltación, conmemora la dedicación de las basílicas de Jerusalén, es de origen oriental y no pasó a Occidente hasta fines del siglo VII, a través del rito romano. Pero la Invención de la Santa Cruz es muy anterior y es conmemorada desde muy antiguo. En España aparece en todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes, poniéndola en relación con el relato del hallazgo por Santa Elena de la auténtica Cruz de Cristo.

La historia, o más bien la leyenda, proclama que el Emperador Constantino, el Grande, en el sexto año de su reinado, se enfrentaba con los bárbaros a orillas del Danubio, en una batalla cuya victoria suponía imposible a causa de la magnitud del ejército enemigo. Otras versiones, sitúan la escena antes de la victoria sobre Majencio en el Puente Milvio, el 28 de Octubre de 312. El caso es que, una noche, Constantino ve que en el cielo se le aparece brillante la Cruz de Cristo y, sobre ella, las célebres palabras: "In hoc signo vincis" . “Con esta señal vencerás”. Constantino, hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, así como en los escudos de sus soldados -este sería el origen del futuro Crismón- y entonces venció sin dificultad al numeroso ejército enemigo. De vuelta a la ciudad, investigó y averiguó (era un pagano) el significado de la Cruz, se hizo bautizar en la religión cristiana, mandó edificar templos y envió nada menos que a su propia madre -después Santa Elena- a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Una vez en la ciudad sagrada, Elena mandó llamar a los más sabios sacerdotes y logró hallar el lugar donde se encontraba la Cruz, pero no estaba sola. En el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontró tres maderos ensangrentados ocultos y, para descubrir cuál era la verdadera cruz donde falleció Cristo, colocó una a una, alternativamente, las tres cruces sobre personas enfermas, que se curaban al ser tocadas por una de ellas. Esa, había sido la de Cristo. A partir de ahí nace la veneración a la Santa Cruz. Y fue Santa Elena quien murió rogando a todos los que creyesen en Cristo, que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz. Este es el origen cristiano de la fiesta.

Sin embargo, en esto como en todo, no vamos a negar que los orígenes de estas fiestas populares del mes de Mayo han sido muy discutidos, conectándolos, ya desde el Renacimiento, con las festividades clásicas grecolatinas, y por tanto mucho más basadas en pura leyenda y construcciones mitológicas. De todas ellas, la más conmovedora y romántica es la del joven Attis, hermoso y apuesto, que vivía en los bosques de Frigia, y al que la diosa Cibeles eligió para sí, haciéndolo guardián de su templo, con la condición de que se mantuviera siempre virgen. Attis, cedió al amor de la ninfa Sagaritis y, en venganza, Cibeles hizo que ésta muriera, derribando el árbol del que dependía su vida. El muchacho enloqueció y se castró, tras lo cual la diosa lo volvió a admitir en su templo. ¿Romántico, verdad?. Existe aún la costumbre, en algunos pueblos, de colocar un gran árbol llamado “mayo”, al que se adorna y se convierte en centro de una celebración festiva. "Mayo”, también, suelen llamar, en algunos lugares a un olmo desmochado, que los mozos trasladan desde un lugar a otro. Y también, en otros sitios, suele situarse un tronco muy alto, de álamo verde, vestido de flores, cintas, ramas y frutos, y en muchas partes pañuelos de seda y otras prendas de vestir, que plantan, o plantaban, los jóvenes en la plaza, y a cuyo alrededor se bailaba todo el día con gran alegría. Con el tiempo, la autoridad eclesiástica, en su lucha contra las prácticas paganas, muchas veces obscenas e inmoralizantes, hizo que el “mayo-árbol” se convirtiese en el “mayo-cruz”, conservando los demás elementos, o la mayor parte de ellos. Y, sin duda, el paso de la celebración pagana a la religiosa, en ambos casos popular, resultó favorecido por el culto litúrgico a la Cruz, mucho más antiguo. Desde luego, para los cristianos, esto es lo esencial, sin perjuicio de casi ninguna otra cosa: La adoración y exaltación de la Cruz donde murió Cristo, nuestro Redentor. Luis Madrigal.-


Arriba, algunas de las Cruces de Mayo, de entre las muchas que se levantan en Andalucía


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