lunes, 22 de septiembre de 2008

HA LLEGADO EL OTOÑO




He leído en algún lugar que el Otoño en ambos hemisferios, -o la Primavera, que cuando en uno de estos últimos discurre el primero, en el otro lo hace la segunda- no se producen astronómicamente un día fijo, a una hora exacta, y concretamente el 21 de Septiembre o de Marzo, respectivamente, a las 0,00 horas de los mismos, por lo que se refiere al hemisferio Norte. No, parece que no es así y que, por lo que respecta al Otoño en este último, en el que algunos vivimos -o malvivimos, o en el que otros individuos no nos dejan vivir, sino tan sólo estar- el inicio de esta Estación puede variar desde el 22 al 23 de este mes de Septiembre. Nada menos. Y, muchos, creyendo que el Otoño (y todas las demás Estaciones) comenzaban cada día 21, de los meses ya conocidos para cada una de ellas. Pues, nada de eso. La Astronomía es una ciencia exacta. Pero la astronomía, no es la vida, aunque digan que influye en ella. Yo creo, más bien, que nuestro futuro no está escrito en las estrellas, sino en nuestros propios actos, sean o no voluntarios y libres, lo cual ya es otro cantar. Desde luego, en la medida en que lo sean o no, seremos más o menos responsables de sus consecuencias, e incluso seremos totalmente "inocentes", aunque no nos podamos librar de ellas, si son penosas o aflictivas, de la misma manera que podremos disfrutarlas cuando son félices o lisonjeras. Pero, ni el Otoño, ni ninguna otra circunstancia estacional o climatológica, pueden determinar mi vida, aunque sí puedan condicionarla. Nada más. Ni el Otoño, o la Primavera; ni el Verano o el Invierno, son "yo". "Yo", es algo mucho más que todos ellas juntas y lo soy -lo puedo ser si lo intento- no sólo durante ellas, mientras transcurren sus días, sino al margen de ellas y hasta por encima de ellas. "Yo", es una cosa, una substancia, demasiado grande y transcedente como para depender de cualquiera de esas épocas, ni de nada, ni de nadie... De todos modos, bien venido sea este nuevo Otoño, que, con toda seguridad -espero- ya ha "entrado" en este momento en el que escribo. Me dicen que lo ha hecho hoy mismo, a las 17,44 horas, exactamente. Ni un segundo antes ni otro después. Así será. Bienvenido, sobre todo, si es para bien... Exactamente, como cada uno de los días, de los años y de los siglos en los que el ser humano ha creído conveniente o necesario "dividir" o "separar" el tiempo, ese insondable misterio que no depende de los relojes, ni de la posición de la Tierra en su recorrido orbital alrededor del Sol. Ya, en una entrada de este Blog, publicada el Miércoles, día 28 de Mayo de este mismo año, sonó -para quién quisiera escucharlo- el Primer movimiento de esa monumental obra musical que, en rigor musicológico, debe llamarse "Il cimento dell´armonia e dell´inventione", pero que todo el mundo conoce como "Las Cuatro Estaciones". Sonó entonces su Concierto número 3, dedicado precisamente al Otoño, porque esa era la Estación que entonces discurría para mis amigos argentinos., mientras que en España discurría la Primavera. Hoy, sucede exactamente al revés, y haré sonar una versión distinta del mismo Concierto, para nosotros los españoles, aunque incluya también la Primavera para ellos, que hoy la estrenan. Esos cuatro Conciertos fueron imaginados por aquel genio del Ospedale della Pietá, el cual no dijo Misa más que durante un año, el primero tras su ordenación sacerdotal, pero no por lo que pudiera suponerse, en cuanto a su vida bohemia y un tanto polivalente, ni menos aún por lo que se ha dicho de él, en relación con su gusto por las mujeres, sino por causa de una enfermedad -dicen que casi seguramente el asma- que tan sólo le permitía pasear en góndola después de la cena. ¿Ven ustedes cómo, aún padeciendo de asma, en Venecia, se puede crear una música tan excelsa, luminosa y sublime?. Decididamente, el epíritu humano no depende de ninguna circunstancia estacional. Sólo depende de ese mismo espíritu. Luis Madrigal.-

Arriba, en primer término, en honor del Otoño español, "Los borrachos" (1629), de Diego Velázquez, seguido de "Primavera austral", como homenaje a mis amigos argentinos, fotografía de Alicia María Abatilli. ¡Feliz Primavera, Alicia!




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