Yo sé que no son pocas las personas, en España y en Europa -no digamos en América- que conocen la razón de que la República Oriental del Uruguay se denomine así, como nación y como Estado. Pero, algunas otras, quizá no lo sepan. Este "pequeño" Estado, el más pequeño de America del Sur, de tan sólo unos 185.000 kms.2, se llama "oriental" por encontrarse situado al Oriente -porque todo "oriente" tiene su "occidente"- y ese occidente es el del Río Uruguay, del que precisamente toma su nombre. Esto es, primero el Río y después, la Nación y el Estado uruguayos. Pero este Río, es un río triplemente internacional, porque nace en la Sierra Geral, en territorio de Brasil, por lo cual "cronológicamente", primero es brasileño y se extiende después, por sí mismo, esto es, sin computar la longitud general del sistema hidrológico Paraná-Paranaíba del que forma parte (3.940 kms. y 14 del mundo), a través de sus 1.770 kms. de longitud (47 del mundo), por la margen derecha, en territorio de la Republica Argentina, haciendo frontera entre ésta y el propio territorio uruguayo, hasta formar el gran estuario el Río de la Plata, el "Mar Dulce" de Juan Díaz de Solís, en 1516. En realidad, será cuatro años más tarde, en 1520, al desembarcar allí Magallanes, cuando comenzará a llamarse "de la plata" porque los adornos que portaban los indigenas, hechos de este noble metal, parecían denunciar su notable existencia en la región. A todo eso, contribuyó el Río Uruguay. Y por eso, la Argentina se llama así -Argentina- sustituyendo la nueva denominación, desde 1810, seis años antes de su independencia, a la primitiva de "Provincias Unidas del Río de la Plata". El Río Uruguay, pues, más que uruguayo, y también más que brasileño, es uno de los ríos argentinos, por naturaleza y por esencia. Enfrentado geográficamente al otro gran río argentino, el Paraná, ambos forman la Mesopotamia argentina ("meso", medio o intermedio; "potamos", río) y la Provincia de Entre Ríos, cuya capital es Paraná .Tierra mucho más hermosa, fecunda y llena de esplendor que la primígena Mesopotamia, situada entre los Ríos Tigris y Eufrates, donde se dice estuvo situado el Paraíso Terrenal.
Verdaderamente, todo esto a mí, poco me importa, aún importándome mucho. Lo que me parece más conmovedor, más significativo y, por supuesto, mucho más romántico, es subrayar que el Río Uruguay, es un río misterioso, bucólico y mágico; forjador de sueños y encantos, desde cuyos bancales de arena puede divisarse y contemplarse la luna en las noches más embriagadoras del plenilunio, cargadas de ensueños y melodías de amor. Y, como casi todos los ríos así de románticos y sensibles, el Uruguay ha de tener una "Reina", como la tenían aquellas Ondinas, o Hadas de los Lagos, o las Nereidas, todas las cuales amaban el agua, como elemento más puro y noble, bien en los remansos, bien en las cortinas de las cascadas. Pero, la "Reina" del Río Uruguay, en la Mesopotamia argentina, nada puede tener que ver con ninguna de aquellas Nixies, las más antiguas Hadas de los Ríos, y oriundas de Inglaterra; ni con las Fenntten germánicas, ni mucho menos con aquella malvada Glaislip de Noruega, bella mujer, con torso humano, pero con el resto del cuerpo en forma de diabólica cabra... Ni aún con la dulce y amable Stromkarl, el "Hada de la Música", que habita en las pequeñas cascadas y era famosa por sus once tonadas para danzar... No, la Reina del Uruguay, es benévola, dulce, paciente, amorosa, a veces triste y nostálgica, pero siempre pura y sincera. Ella, se extasía temblorosamente ante las aguas de su Río, que a veces re-descubre, tras el tiempo, también misterioso e infinito. Y tantas veces, sobre todo en las noches de luna, se la puede ver prendida del cielo, sobre las aguas del Río del que absorve la vida y la canción. No es facil verla, tan sólo podemos hacerlo algunos privilegiados, porque, como todas las diosas, se oculta cuidadosa y púdicamente, fundiéndose con el mismo cielo, para mejor reflejarse en las aguas del gran Río. Pero, con su previo y expreso consentimiento, en la fotografía de arriba, la que preside la entrada de este humilde Blog, si ustedes se fijan paciente y detenidamente, si os fijais todos bien, puede vislumbrase su imágen, sutil y misteriosa, sobre el propio sentir poético, que ella siempre desperdiga, y tras una bellísima flor, que por allí llaman gervera. La Reina del Río Uruguay, naturalmente, también tiene nombre... Se llama Alicia. Luis Madrigal.-
Verdaderamente, todo esto a mí, poco me importa, aún importándome mucho. Lo que me parece más conmovedor, más significativo y, por supuesto, mucho más romántico, es subrayar que el Río Uruguay, es un río misterioso, bucólico y mágico; forjador de sueños y encantos, desde cuyos bancales de arena puede divisarse y contemplarse la luna en las noches más embriagadoras del plenilunio, cargadas de ensueños y melodías de amor. Y, como casi todos los ríos así de románticos y sensibles, el Uruguay ha de tener una "Reina", como la tenían aquellas Ondinas, o Hadas de los Lagos, o las Nereidas, todas las cuales amaban el agua, como elemento más puro y noble, bien en los remansos, bien en las cortinas de las cascadas. Pero, la "Reina" del Río Uruguay, en la Mesopotamia argentina, nada puede tener que ver con ninguna de aquellas Nixies, las más antiguas Hadas de los Ríos, y oriundas de Inglaterra; ni con las Fenntten germánicas, ni mucho menos con aquella malvada Glaislip de Noruega, bella mujer, con torso humano, pero con el resto del cuerpo en forma de diabólica cabra... Ni aún con la dulce y amable Stromkarl, el "Hada de la Música", que habita en las pequeñas cascadas y era famosa por sus once tonadas para danzar... No, la Reina del Uruguay, es benévola, dulce, paciente, amorosa, a veces triste y nostálgica, pero siempre pura y sincera. Ella, se extasía temblorosamente ante las aguas de su Río, que a veces re-descubre, tras el tiempo, también misterioso e infinito. Y tantas veces, sobre todo en las noches de luna, se la puede ver prendida del cielo, sobre las aguas del Río del que absorve la vida y la canción. No es facil verla, tan sólo podemos hacerlo algunos privilegiados, porque, como todas las diosas, se oculta cuidadosa y púdicamente, fundiéndose con el mismo cielo, para mejor reflejarse en las aguas del gran Río. Pero, con su previo y expreso consentimiento, en la fotografía de arriba, la que preside la entrada de este humilde Blog, si ustedes se fijan paciente y detenidamente, si os fijais todos bien, puede vislumbrase su imágen, sutil y misteriosa, sobre el propio sentir poético, que ella siempre desperdiga, y tras una bellísima flor, que por allí llaman gervera. La Reina del Río Uruguay, naturalmente, también tiene nombre... Se llama Alicia. Luis Madrigal.-
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