Con el Viernes de Dolores, tradicionalmente se inician en España las celebraciones de la Semana Santa. Al menos así era y es en mi Ciudad natal de León, donde esta tarde-noche, saldrá desde la Iglesia de Nuestra Señora del Camino, la "Antigua", llamada también del Mercado, por hallarse ubicado este templo en la que fue Plaza medieval del mercado de granos, y otros productos del campo leonés, la procesión de la Virgen de los Dolores. Naturalmente es una Virgen dolorosa, pero es también la Patrona del Viejo Reino de León, y la Madre de todos los cristianos leoneses. Hasta me atrevería a decir que incluso de los no cristianos. Por ello, yo me uno en espíritu a todos mis viejos amigos y hermanos en la misma fe que profesamos con ardor y energía mientras fuimos jóvenes, de la que todavía permance un rescoldo que no se apaga en nuestras almas, pero también a todos los leoneses, de todas las creencias religiosas... o de ninguna. El dolor, es para todos los humanos. De este acontecimiento, con el que se inicia un año más la Semana Santa leonesa, deseo ofrecer también un testimonio expreso en esta entrada, tras el Himno a nuestra Madre del Camino, cargada hoy más que nunca de dolor. Pero antes, quiero honrar la Festividad que en esta fecha se celebra, recordando también con ello a todas las María Dolores, españolas y de cualquiera otra parte del mundo, muy en especial de nuestra querida América del Sur. Lo haré con dos Décimas al estilo moderno. Una de ellas, la primera, del gran poeta español Gerardo Diego. La otra, humilde, en réplica a la de tan celebrado maestro de la Poesía, la he compuesto yo mimo. Eso sí, con toda el alma. Por último, eso no puede faltar nunca, ofreceré un Soneto a la Soledad de la Madre, y a todas las madres que sienten o han sentido ese mismo gran dolor.
DOS DÉCIMAS Y UN SONETO
PIEDAD
He aquí helados, cristalinos
sobre el virginal regazo
muertos ya para el abrazo
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
¡Qué soledad sin colores!
¡Oh, Madre mía, no llores!
¡Cómo lloraba María!
La llaman desde aquel día
La Virgen de los Dolores.
Gerardo Diego
A MARÍA, EN SU DOLOR MATERNAL
Ya aquellos miembros divinos
volaron desde el regazo
de la Madre… Y un pedazo
de su Ser quedó entre espinos.
Si huyeron los asesinos,
ocultándose en la bruma,
tan suaves como una pluma
las lágrimas de María
-¡cómo lloraba aquel día!-
del mar se hicieron la espuma.
Luis Madrigal
Y a la gloriosa memoria
del gran poeta español Gerardo Diego,
recordando su sublime y delicada Décima, “Piedad”
SOLEDAD
Cuando veo en tu rostro, Madre mía,
las perlas que se escapan de tus ojos,
siento de tu amargura los Despojos
que al mundo, con dolor, traen la alegría.
Mas, tu signo es de gloria… ¡Ave, María!
Ante tu herido corazón, de hinojos,
cae hoy el mío… Y los más hermosos
suspiros y clamores a porfía.
Quiénes a Ti, el amor, su Madre llaman
lloran también contigo, hoy que tú lloras
y, en su alma clavada, esa Cruz aman.
¡No llores, Madre, más…! Que en todas horas,
los hijos que te quieren, a Ti claman:
¡Gloria a la Luz de todas las auroras!
Luis Madrigal
Y la procesión que dentro de unas horas, saldrá en León, de la Iglesia Parroquial del Mercado:
3 comentarios:
Magistral soneto. Precioso.
Un cordial saludo.
Las décimas, ambas, me han gustado mucho. La musicalidad, el ritmo...todo. Un cordial saludo
Francis, me alegro en el alma de que te haya gustado el Soneto. Es una prueba patente de tu fervor y dolor de madre. Yo, lo escribí casi temblando. En cuanto a las dos Décimas, no sabes lo que me asusta, pensando en los críticos literarios, que la mía te haya gustado tanto como la de Gerardo Diego. Debería considerarse la afirmación como casi una blasfemia. De todos modos, veo con alegría que eres un alma muy sensible, y por ello también cultivas la Poesía con la misma suave sensibilidad. Mi cariñoso saludo. Luis Madrigal.-
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