Hoy Martes, 21 de junio de 2011, a las 19 h. 16 m. oficial peninsular de España y Portugal, se inicia el verano en el hemisferio Norte, según el convenio astronómico. Esta estación, que es la más larga del año desde hace algunos siglos, durará 93 días y 15 horas. El otoño se iniciará el día 23 de septiembre.
Algunas personas, o muchas, recibirán este nuevo Verano con la vista puesta en el mar o en la montaña, para disfrutar de los días veraniegos, tan largos y alegres, pese, en algunos lugares, al agobiante calor que este año ya se anuncia, tanto para estos días iniciales como para el resto de la estación estival. Otras personas, sin duda serán mucho menos afortunadas y habrán de padecer el Verano, sin sensación placentera alguna, sino por desgracia al contrario, agobiadas no tanto por el calor como por la penosa situación en la que se encuentran, y no sólo sin vacaciones en ninguna parte, sino sin posibilidades de hallar un trabajo que les permita afrontar la vida. Y hay que pensar especialmente en ellas, mucho más que en las que proyectan divertirse y pasarlo bien.
Pero, al margen de unos y de otros, yo quiero recordar hoy, con el sincero abrazo de mi gratitud, a un tercer grupo de seres humanos, de hoy y de siempre, a los eternos artífices de la vida sedentaria de los demás, a los hombres y mujeres del campo, de la agricultura, a los recios labriegos, de manos agrietadas y mordidas por el vegetal, destrozadas por los duros aperos e instrumentos de su labor. A quienes se pasan la vida mirando al cielo, con esperanza o con temor, sufriendo tantos rigores e inclemencias, año tras año, en su fecundo esfuerzo para "fabricar" el pan, alimento del hombre, el mismo que se transforma, muy de mañana, en un Cuerpo misterioso e infinitamente eterno, como ya en el Otoño, se escanciará el vino dulce y generoso, fruto de la vid. Y, ya en el Invierno, el aceite para mitigar tanto dolor y ser bálsamo de los escozores de la vida. A ellos, recordando los años de mi niñez, cuando sobre un trillo de tablas giraba yo, durante mis vacaciones escolares del mes de Julio, aunque como un "señorito" burgués, en torno a las espigas cargadas de grano, al trote alegre de aquellas mulas, vigorosas y de tan noble porte, enjaezadas con los colores de España, y en torno también a una bandera roja y gualda. A ellos y a ellas, a todos esos sublimes y heróicos "terroneros" -como gusta decir nuestra amiga y colega Francis Quintana, de Montijo, Badajoz, tierra de conquistadores y de tantos héroes anónimos- con mi admiración y gratitud, mientras misteriosamente llegan a mis oídos aquellos cantos de trilla:
EL VERANO ES EL TIEMPO DE LA ESPIGA
Arde la espiga, que será en la era
herida, hasta morir, por los cristales
de una tablas que, al vuelo, son puñales
para cortar su hermosa cabellera.
En alto el sol, el trillo a la carrera
de unas mulas, que trotan tan iguales,
va alumbrando los frutos candeales,
mientras canta una voz, a una bandera
que absorbe el sol de Julio y que sazona,
con el viento y la lumbre del verano,
entre pajas, el fruto que aprisiona.
Tejida de oro y fuego, junto al grano,
para amasar de harina una corona,
y ser mañana, el alimento humano.
Luis Madrigal
6 comentarios:
Un verdadero lujo de post. Y ese vídeo tan español, precioso. ¡Felicitaciones!
Besos Luis.
♫♪Felicidades Luis!! ♫♪
Hermoso video que me ha deleitado esta mañana fría por este otro lado del mar.
Muy bello y sentido reconocimiento al "tercer grupo de seres humanos" al que haces mención.
Gesto que te honra....
Felicidades en este solsticio y a disfrutarlo!! ;-)
Ali
Las grandes composiciones musicales, nacen ya tan sublimes, que raro es el oído que se le resiste.
Canciones como esta ...y como las de Jarcha...son de las que a mí me llegan al alma.
Tampoco los terroneros nacen grandes, y sin embargo...¡qué grandes son!.
Gracias por recordarlos.
Precioso soneto, como siempre.Un saludo.
Querido amigo Luis.Hace muy pocos días recordaba yo estas hermosas imágenes de la trilla en mi querida Casa del Cerrico, de mi querida Yecla.
Yo era también ese señorito que quería hacer turno con los trilladores en aquellas tablas, cuajadas, en su cara inferior, con piedras de silex que cortaban como navajas mientras ellos "volvían la parva" o simplemente se tomaban un descanso con trago de agua de la "botija" a la sombra de una "hacina" . Mis trillos los movían hermosas mulas con sus nombres que no olvido: la "Mohína"; la "Romera" y la "Española". Como tampoco olvido las sentidas canciones que se cantaban entonces y entre ellas las que más les gustaban a aquellas gentes y a mi, tierno infante: las de Antonio Molina.
Ya aquello pasó y esos tiempos no volverán; una monstruosa máquina, incansable, enterró aquellos tiempos; pero mientras yo viva, seguirán en mis recuerdos con toda lucidez y lujo de detalles.
Un abrazo
Aunque con un poco de retraso, muchas felicidades en tu onomástica Luis. Te agradezco que acompañaras a Man, juntamente con Lolín, al acto de la Caixa del pasado día 14. Yo no pude ir.
Un abrazo: Mª Dolores
Muchas gracias a todos. A Aída por ser tan española. Se nota a la legua que eres una Lara, como aquellos Infantes. A Ali Montero, que se hace eco desde el Chile hermano, ahora ya en invierno, pero que nos permite disfrutar en el nuestro de sus sabrosas frutas. A Francis porque, por su sangre corre ese clamor y algún día se hará justicia a tantos mártires como se han dejado su sudor y su vida en el campo. Querido MAN: Sí, nosotros éramos y seguimos siendo unos "señoritos". ¿Verdad que algo tendremos que devolver algún día a los que han trabajado tanto para que nosotros tuvieramos un pedazo de pan. ¡Lo que cuesta el trabajar...! Muchas gracias por tu felicitación, María Dolores. Me hubiera gustado mucho poder verte junto a MAN el pasado día, pero ya habrá ocasión. Para mí fué un día memorable y su relato, el ganador. "Serafín" era un verdadero santo y hasta de un perro puede el Señor servirse para hacer milagros. ¿Tú también lo crees, verdad? Un abrazo. Luis Madrigal.-
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