El corazón es un músculo cónico, o bien en forma de pera, que alberga a su vez un conjunto de otros músculos. Todos ellos, articulan una bomba de impulsión. Esta acción impulsora proporciona la fuerza necesaria para que la sangre, y las substancias que ésta transporta, circulen adecuadamente a través de la red de venas y arterias existentes en el cuerpo humano. El corazón, se encuentra situado en el interior del tórax, entre ambos pulmones. Posee cuatro cavidades, dos superiores -las aurículas- y dos inferiores, los ventrículos. Estas cavidades están separadas por tres tipos de tabiques, que las dividen. El corazón, es el órgano más importante del sistema circulatorio y se comporta como un infatigable y permanente trabajador, que día y noche bombea el líquido que nos mantiene vivos. Dicen los cardiólogos que, por término medio, el corazón humano late unas 70 veces por mínuto, mide 12,5 centímetros de longitud y pesa, aproximadamente, 450 gramos.
Otros órganos del cuerpo del hombre, el hígado, los riñones, o el páncreas, realizan funciones, si no tan vitales, aunque también, sí sumamente importantes para la vida. Y, en este sentido, podrían considerarse asimismo, como algunas otras vísceras o glándulas, con el mismo derecho, como mínimo, que el del corazón, a ser consideradas candidatos idóneos a ser sede de los sentimientos humanos. Tanto de los más excelsos y sublimes, como de los más míseros y execrables. Por ejemplo, de hecho, los antiguos egipcios -concretamente los del siglo XIV a.JC- eligieron y adoptaron al hígado, como espejo más fiel de esos sentimientos. Baste con leer a Mika Waltari, en su obra más importante. Tal vez, aunque yo lo ignoro, en otros pueblos o culturas, o épocas, dichos sentimientos se albergaban en cualquier otro posible órgano o víscera, y eso sería así porque, en conclusión, parece ser, que la esencia del ser humano radica en el cerebro. Ahí está lo que somos y, en consecuencia lo que sentimos, queremos u odiamos, porque, dicen también, que ahí reside la facultad de razonar, de pensar, y las más pristinas esencias humanas, inteligencia consciente y voluntad libre.
Sin embargo, y sin duda sin el menor fundamento científico por mi parte, yo estoy convencido, cada día más, de que en esa insegregable unidad fisio-psico-espiritual en que consiste el ser humano, además de la razón, que es un arma de muy escaso alcance; de la inteligencia, que no a todos nos es dada con la necesaria agudeza para entender algunas cosas especialmente complejas, y de la memoria, ese "archivo de negativos", que tantas veces se nos pierde y extravía, además de todo eso, como entidad independiente de todo ello, existe también, no ya la psique, sino el alma. Y dicen también, que hasta pesa -0,26 kg., exactamente- y que muy posiblemente, al ser inmaterial e invisible, tiene emplazamiento extra-cerebral. No la busquen, pues, tampoco los neurólogos en el cerebro, porque allí no han de encontrarla. Este total ignorante que soy yo, al menos, cada vez más, siente con mayor fuerza que todo cuanto de noble y sublime habita en mí -aunque por desgracia también lo mezquino y egoísta- reside en mi corazón. Tiene razón el pueblo llano y sencillo cuando habla de las gentes que tienen "un buen corazón"; o cuando da, o pide, o busca "con todo el corazón". Porque sólo con el corazón pueden hacerse las cosas más importantes. Luis Madrigal.-
4 comentarios:
Pues quiero felicitar al autor del blog por sus frecuentes entradas. La última, acerca del corazón, huy del lenguaje técnico, pero expresa una profunda verdad. Cai podría decirse lapidariamente que el hombre es el corazón. Hay que cuidarlo en todas sus dimensiones: física, espiritual y moral.
Y no dejan de ser entretenidos los comentarios, tan diversos y según van desgranándose las circunstancias.
¡A seguir!
Saludos.
Cuando, en un combate, un soldado está en el inminente peligro de ser herido,su cerebro, tras procesar los datos (para entendernos,jaja) le dice que corra a resguardarse...pero, mira al compañero herido, retrocede, lo carga sobre sus hombros y sólo entonces intenta llegar a lugar seguro. ¿El corazón? ¿El alma? Es un intento de localizar la procedencia de ciertos sentimientos y formas de actuar...desde luego, ese algo que Dios puso en nosotros y que nos hace humanos. Y es algo muy muy grande.
Aparte de todo esto están los fallos de la evolución..jaja....digamos, los defectos que todos tenemos, por desgracia. Pero consuela pensar que hay mucha gente buena, y que, con un poco de suerte, sea este tipo de personas las que más proliferen en el mundo del futuro.
¿Cuándo publicará un libro de sonetos?
Un saludo.
Muchs gracias, Padre Soler. Viniendo de un Misionero en el Caribe, tantos años, y de un Profesor de Teología, su felicitación es un estímulo, que agradezco en el alma. Seguiré profundizando, como usted ya sabe, en mi grupo de Madrid, sobre la espiritualidad del corazón, que nos legó a todos el Padre Joaquin Rosellò. Espero que alguna vez podré ir a Mallorca, a Sant Honorat, para poder seguir de cerca su huella. Un fuerte abrazo, Padre Soler. Luis Madrigal.-
Esto que cuentas, querida Francis, como madre de soldado y como persona humana, dotada de gran sensibilidad, es muy cierto y muy noble. Pero sobre todo pone el dedo en la llaga, en orden a la cuestión de si es el cerebro o es el corazón el que siente. Desde luego,sólamente cuestión de cálculo, no es. Hay algo más. Que cada uno lo llame como prefiera.
Llevo ya escritos, estructurados e incluso maquetados, más de diez libros de Sonetos y otros tipos de estrofa, incluido el verso blanco, o libre tradicional. Tampoco me me apresurado en buscar un editor, aunque he hablado con alguno. Los inscribiré en el Registro y después ya veremos. A lo mejor son más bien malillos, pese a tus elogios. Muchas gracias por tu interés. Mi más cordial saludo. Luis Madrigal.-
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