lunes, 2 de enero de 2012

UN PUENTE Y UN ARROYO




VIERON CORRER EL AGUA


Se oculta el sol y brilla claro el cielo,
sobre el agua que el techo azul refleja.
Cual hilo que devana la madeja,
hacia el Río, un Arroyo, arrastra el suelo.

No miraré ya más mi desconsuelo
ni el silencio, en mi nada, ni la queja;
ni el dulce fruto que tejió la abeja,
aunque, en vez del calor, me cubra el hielo.

Buscad en vuestro cauce, aguas, el Río
-ese trozo de cielo que camina-
que en él se hará verdad mi amor tardío.

Dulce agua de ayer, hoy de mi ruina,
no arrastres su mirada en mi extravío.
Vuelve a mi pobre ser, aun con la espina.



Luis Madrigal
 
 
 
 

1 comentario:

Francisca Quintana Vega dijo...

Es un soneto con unas metáforas hermosísimas....me he acordado de las coplas de Manrique...con lo de "..nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar.."...en fin, me refiero al sentido que le encuentro...la vida, la muerte, el amor, Dios......bueno, es muy profundo, muy bueno.
Nunca me canso de leer sonetos jaja.Debo parecer repetitiva pero no puedo comentar otra cosa...es así.Gracias por su paciencia.
Mi cordial saludo y ¡Feliz Año!