V
NIEVA AL MORIR EL SOL
Está muriendo el sol y, blanco el suelo,
los árboles son quietos y reciben
la caricia del aire, en el que escriben
lágrimas de cristal, que caen del cielo.
Yo, los miro sin ver... Yo, miro el vuelo
que ha de llegar al Mar, en el que inscriben
el agua de su ser, con que conciben
el fruto de la flor bajo su velo.
La verde fronda, pronto en sementera,
quiero ver sin mirar. Y, en la distancia,
-ayer no fue- desde la tierra ibera,
el patio en que crecía... Aquella Estancia.
Tal vez, el frío, aumenta mi ceguera,
mas, al oler, percibo su fragancia.
Luis Madrigal
2 comentarios:
Creo que cada poesía merece una rosa.
Son hermosas.
Debería ser un nuevo poemario, Luis.
Hazlo por favor.
Alicia
Bella poesía. Emociona lo bien que escribes, te dejo mi aplauso.
mariaorsa
Publicar un comentario