OTRA TARDE PARDA Y FRÍA
Una calle,
tal vez regada por la lluvia. La calle lleva al patio de un colegio, en el que
se escuchan sonidos alborozados. Dentro, el joven intelecto humano se enfrenta
a la comprensión de cuanto le rodea. A veces, no sólo de lo que está, sino incluso de lo que es y quizá, en raras ocasiones, hasta de
lo que debe ser. La posible escena me
recuerda por un momento a don Antonio Machado, aquella mente tan lúcida y
cargada de espiritualidad y poesía, porque mi memoria evoca también aquella otra
“tarde parda y fría”:
“Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la
mano…
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
´mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón´”.
Sin duda, la escena que yo veo -a través de la cortina del tiempo, y de la
del espacio- puede estar muy
distorsionada, ser muy distinta. El Maestro, ya no es un anciano, enjuto y
seco, sino una mujer joven y rubia como el trigo o el sol, llena de ternura y
de voz angelical, que, hace honor a esa voz, sonriendo como si fuese un ángel.
Tal vez, de verdad es un Ángel bajado del cielo a la tierra, a un mundo que se obstina en vivir tan sólo de la materia, y no
del espíritu. Su esfuerzo, así, ha de ser aún mucho mayor y, muchos días,
regresa a su casa muy cansada. Si lleva algún libro en su mano, seguro que es
de Poesía. Los colegiales, tampoco “cantan”
la tabla de multiplicar, sino que frecuentemente ella les hace leer y estudiar
a Alfonsina Storni o a Juan Gelman. A veces, también utilizan Ordenadores, que
llaman Computadoras, por medio de los cuales pretenden atisbar verdades más
hondas, pero tampoco esto es cierto, sino falso. Prueba de ello es que,
algunos, tan jóvenes, han sido ya víctimas del
flagelo de la droga, que arruina sus vidas y las de quienes los quieren.
Pese al esfuerzo y las lágrimas de la Profesora, pocos se sienten llamados por
la Poesía, como don Antonio, o como Alfonsina… Sólo por el Futbol, o por la
pasión de ser modelo y ganar el concurso de “La
Chica del Verano”. Pero, ella sí. Ella es su única esperanza, porque, en
sus cabellos de oro, anidan ruiseñores que cantan al anochecer.
Luis Madrigal
A todos los educadores del mundo,
en especial a los que ahora, en la Argentina y en España,
1 comentario:
Si algo hay peor que la opresión, es la decadencia.
Ya hace bastantes años atrás, no menos de quince, una amiga nuestra, maestra de primaria, nos refería los problemas que padecía con los niños de entonces.
La escuela ya había dejado de ser un templo del saber, para convertirse en un "guardadero" de los más chicos, donde se los alimentaba más que educaba.
Y la cosa empeoró desde entonces...
Ya ni un ángel pareciera bastar para revertir el camino.
Muy acertadas sus letras, Luis.
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