jueves, 20 de junio de 2013

A LA ESPERA DEL VERANO




HA VUELTO EL SOL


Ha vuelto el sol, tras algunas jornadas frías, de oscuridad e incertidumbre. Ha vuelto a asomar su brillo naciente, tras la Avenida del Este  -por paradójico sea, contigua al Cementerio de La Almudena-  y su fuego rojizo de despedida al ocultarse, entre pájaros que buscan el ocaso, iluminando las cumbres de la Sierra de Guadarrama. Ahora, los hombres, en su permanente oficio de eternos caminantes, tienden su paso más ligero y brioso sobre las aceras de la Calle de Alcalá, denotando su espíritu de creciente esperanza frente al enquistamiento de la naúsea, del más negro pesimismo, cuando no de la desesperación.Tal vez, aún es posible el regreso al bienestar, no tanto de la vida cómoda y holgada cuanto al bien trascendente del gozo del espíritu. Podrá decirse que el ambiente, el mundo exterior, propio del sol y de la nube, del viento o de la lluvia, ya haga frío o calor, resulta indiferente a la alegría o la tristeza verdaderas, que se dice siempre habitan dentro de cada ser. Pero, yo estoy persuadido de que no es así. Sé que también lo que está fuera de mí, de alguna manera, quizá más misteriosa que inaprensible, forma parte inseparable e íntima de mí mismo.

Luis Madrigal





1 comentario:

María Bote dijo...

Estupendo texto, amigo.

Felicidades y besos. María