viernes, 26 de diciembre de 2014

EN EL ETERNO INCIERTO



BUSCABA EL SOL LOS VENTANALES

Buscaban ventanales con anhelo
la caricia del sol, que sonreía
tras el Otero verde, ahora amarillo.
Hojas ya secas, y ocres como el barro,
caídas en el suelo, suspiraban
por la rama de que colgaron verdes
en el lejano estío que dejaron.
Ayer, se había ido ya. Sólo hoy quedaba.
Un hoy incierto, como siempre fuera
mientras vivía el tiempo, ya cansado
de vivir siempre en el eterno incierto.
Quedaba el sol también, un sol enfermo
que a través de los árboles latía
con bronco palpitar, y suspiraba
por los dorados rayos que abrasaban
en el estío mieses y sudores
del alma que, al vivir, fuego sentía.

Luis Madrigal




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