A UNA NEVADA QUE VIENE DE MUY LEJOS
Del cielo bajan blancos, y hasta ansiosos
de encontrar aire limpio una mañana
para alfombrar el paso, la ventana
y, en áspero rincón, ser tan sedosos.
Yo, los siento bajar suaves, copiosos,
como los vi mil veces, en edad temprana
cuando, al mirarlos, una filigrana
eran siempre los días luminosos.
Ahora que no los veo, hoy conmigo
de blanco ya han pintado Guadarrama...
¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,
quien -lejos- ha sentido esa llama
de nieve, que ha cruzado mi postigo
fruto del viento que mi pecho ama?
Luis Madrigal
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